lunes, 2 de diciembre de 2024

Esta tibieza

Foto propia. Café Orosí. Cartago, Costa Rica

 Esta Tibieza


Tengo tibias las manos de pensar en vos.

Tengo tibios los labios 
por la certeza de que te he querido tanto:
como para sentir tu tibieza:
en el hueco de mis manos,
en la pausa que hago al golpear
este teclado, tan ajeno a mí.

Me reposo en vos, 
cuando estás ausente:
no como reposar en la hierba,
ni en el río,
más bien, como decir en el vino bueno.

Imagino un nido de puertas de par en par,
fuera de esta oficina lánguida,
imagino que el fuego viene a mares,
y el frío deja de parecer implacable 
con solo mirar el reloj de mano y decir:
-Ya son las 6 y cuarto.

La tibieza, en cambio, no se parece al frío:
no quiere ser implacable, 
ni se disipa con un reloj de mano...
la tibieza se arma como una Pirámide en Egipto,
o como un acueducto Inca: con trabajo diario y continuado.


La tibieza ni lee al reloj,
ni espera en las oficinas lánguidas de gobierno.
La tibieza es el tiempo mismo suspendido:
inequívocamente finito,
como un viaje 
donde la muerte del cuerpo, se precipita, 
sin ser nunca el final, 
así resulta esto de vivir esta tibieza.

sábado, 30 de noviembre de 2024

Otro "te espero"


Foto propia. Barrio Escalante. San José 

 Otro "te espero"

Estoy a la vera de un camino cualquiera
y te espero:
con falda o sin ella,
mi espera no es quieta:
no te equivoques.

"Te espero" significa que ando ocupada,
bajando por los montes,
y escalando por los mares.

"Te espero" significa que mi tiempo
para querer no ha llegado.

Mi "te espero", se debe tragar
bañado en besos ajenos,
en libros tuyos, que yo no leo.

Mi "te espero" es a ti-conmigo,
No a ti solo,
si acaso te adelantarás tanto,
que no haya un "conmigo" 
aun a tu lado cuando llegues, 
habrás llegado tarde,
si te atrasas, 
yo ya no estaré ahí.

Este "te espero" no es mío,
es un "te espero" libre,
sola y suelta de todos,
hasta de mí.

Este "te espero"
traerá los tiquetes de vuelo
de la sorpresa,
y de la ternura.

jueves, 28 de noviembre de 2024

Intoxicaciones

 

Foto propia. Cualquier lugar lleno de gente.

Intoxicaciones 

Día 1

Me intoxicaron tus ojos vidriantes

Día 2
Bebimos una cerveza a solas

Día 3
Dejé a mi familia 

Día 4
Olvidé a mis amigos

Día 5
Cambié de trabajo

Día 6
Me besaste

Día 7
Me olvidé de mí 

...

Muchos días más tarde... 

Me liberé de los 7 días de la creación del engaño.

martes, 26 de noviembre de 2024

Tratado de paz

 





Tratado de paz


Por gracia de este papel sin firmas
te dejo libre.
Vete lejos de mí, que soy inalcanzable.
Vete lejos de mí, porque mi naturaleza
es esta: serte inalcanzable.

Inalcanzable de los bienes heredados:
de tus artes turbulentas de vivir
de tu peligrosa soltura para no tener planes,
de tu enferma predilección por la tortura,
de tu pobre afición a las cuerdas 
para atar a las manos con tóxicas mentiras,
mientras aguijoneas las sienes,
mientras haces durar tu ausencia.

Llevate todo en las maletas de tus venas:
la sangre helada para matar a lo bello,
la mirada perdida para violar a lo sacro,
llevate el oro falso que fundió
los miedos en estalagmitas
sobre mi cabeza
a cada paso.

Llevate todo. 
En este tratado me hago libre.
Refrenda el tratado
mi brisa, solo mía; mi voz solo mía
mi adiós todo mío
mi adiós a salvo de vos, y de esta parte mía,
que nunca será tuya.

El árbol mata a la semilla,
el árbol es lo eterno,
el árbol seré yo
un día cualquiera,
cuando pueda deshacerme por completo 
de este adiós.


sábado, 23 de noviembre de 2024

Cuando te vi partir

 

Foto propia. Puntarenas.Casa de porncipios del siglo XX

Cuando te vi partir

Te fuiste tan pronto,
tanto corriste al llegar
que derramaste todito tu perfume por mí.

Tan estrepitosamente me abrazaste,
mientras en silencio no hicimos más,
que mirar a mis labios que deseas,
y yo a los tuyos,  que me robaban el aire.

Tan estrepitosamente iluminaste cada rincón,
y yo solo pude verte entrar 
y bañar cada semilla del balcón con tu risa,
para que florezcan rosales
en donde solo encontraste ceniza y cal.

Así era la fe que bañó mi alivio,
con solo mirarte
mirarte descender por cada resquicio,
y ahora... que yo te habría abrazado, acariciado,
besado con sabor a frutos,
con el dulce amargo del vino...
y ahora que nuestro tiempo debía atemperarse,
tus manos se encojen de tanto llorarles encima...
y ahora que iban a cantarnos las golondrinas,
cierras el balcón, y empacas las ocarinas,
que no alcanzamos a tocar compartidas...

La casa brilla tanto ahora,
la luz está tan clara ahora,
la cama tan plácidamente prístina,
entonces te vas:
con la piel hecha una nota sola
que no quiere quedarse eterna en una melodía, 
que por ser cantada calmamente,
a tus raudos mares le parece
más bien: una onda intranquila.

Cuando te vi partir, entonces,
ni siquiera podía decir
que te fuiste de mí.

Te fuiste apenas como algo ajeno,
tibio y libre,
que en el centro de mi casa ardía
para poder partir. 

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