Changó (Xangô en português) es el orishá (dios ioruba) de los rayos, truenos, grandes cargas eléctricas y del fuego. Es viril y atrevido, violento y es también el orishá de la justicia; castiga a los mentirosos, a los ladrones y los malhechores. Fue en su tiempo un rey, guerrero y brujo, quien por equivocación destruyó su casa y a su esposa e hijos y luego se convirtió en Orisha.
Xangô. Adobe StockImages. Foto de Helder
No es verdad y es cierto
I
No es verdad que hago un duelo:
solo es cierto, que mi estrategia desvaría,
en noches de luna llena.
No es verdad que te dejé,
me dejaste, o nos dejamos:
solo es cierto, que antes de conocerte
te amaba,
y ahora en la ruta del después
nada cambiará sobre eso.
II
Puede no ser verdad que
no me quieras,
pero es cierto: tu corazón es tuyo,
tus pasiones tuyas,
tus heridas tuyas, es cierto,
puedes quererme fuera,
como quien no quiere al invierno,
pero el invierno
sabe volver por las aceras
siempre, siempre… llega de nuevo:
como uno de los Sísifos del tiempo.
III
Qué soy terrible: a veces es cierto;
que no sé perder,
y a veces no me interesa aprenderlo,
que no te molestaré,
que me iré lejos,
que no me verás
es tan cierto como que estarás indefinidamente presente:
en mis viajes,
en mis versos,
en mi cuerpo y mis silencios.
IV
Es verdad que te amo,
que te amé
y que te amaré de nuevo,
y quizá también cuando vuelva el invierno.
Es verdad que soy torpe en la alfarería amorosa,
que rompo las vasijas: y luego lloro por
sobre los trozos,
porque es verdad: mi orixá es de fuego,
es verdad:
mi señor es Xangó.
Poemario
Poemas Cotidianos, 2019
Elena Tomillo A.