A los días de habernos ido
Cuando quiero decir “te extraño”:
lloro a solas, después de un rato,
cuando deseo decir “te extraño”: suspiro al frío.
Mientras te extraño ceno, almuerzo,
otras veces duermo,
aunque casi nunca sueño.
En ocasiones, me detengo,
y converso con gente supuestamente correcta,
entonces digo: “reunión confirmada”
sonrío frívolamente,
estrecho una mano que no palpita,
mientras siento un “te extraño”.
Entonces, se me pasan las semanas así:
el despertador suena,
la tetera hierve…
y sueño despierta:
con una tetera tuya que pita,
con un despertador tuyo que suena,
y con un “me extrañas”, que sientes
como si fuera este “te extraño” mío.
Todo me apura a desear:
que pasen más pronto los días,
que seguiremos cumpliendo juntas,
pero lejos,
en este tiempo que vino
después de habernos ido.

