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viernes, 9 de agosto de 2024

Sin frío (poema de resiliencia)

 

A veces a los duros maestros los detestamos, sin entender que somos libres de irnos de sus feroces mandos.

Foto propia. Contraportada de Dos novelas nórdicas.


Sin frío

El frío es quizá la menos feliz de las causas,

las más olvidada, como pasa a menudo 

con los nombres importantes.


Sin frío no se habría inventado el fuego...

Sin frío no se habría encontrado cómo hacer ropas...

Sin frío no se habría ideado cómo levantar casas...

Sin frío no se juntarían quizá algunos amantes.


Quizá algún día se aprenda masivamente a perdonar al frío,

y al hambre, y al miedo y a la oscuridad 

que han sido tantas veces los auténticos dioses

de las lámparas del saber de la raza humana.


Elena Tomillo A. 

Poemario: Me conocés un poco, 2018.






sábado, 3 de agosto de 2024

Hojarasca con “h” de hija. (Palabras de una hija a una madre)

Amorosas palabras de una hija el día que nace, 

para su joven madre.

Foto propia. Libreta y padmouse: un obsequio de Panamá 


Hojarasca con “h” de hija

para Maristela y Sofi
                  para Eliza

De aquí en adelante:

seremos una hojarasca vos y yo
yo en tu vida y vos en la mía:
¡sorpresivamente juntas!

De aquí en adelante: 
estaremos sorpresivamente juntas;
con más preguntas, que respuestas.

Vine a tu cuerpo,
como vos al mío: de repente,
sin tiempo para conocernos,
pero mi nombre era tuyo, antes de verte.

Daremos luchas en la misma trinchera, 
algunos días, y aprenderemos a ser 

amorosamente contrarias, 

durante otros;  

en la carrera del Vos y el Yo; 
aprenderemos irremediablemente 
a hacer amplios, los campos del Nosotras.

No podrás irte de mí: porque me habitas; 
tus luchas de juventud las ganadas y las en camino;
son la ruta que me guardaste…

 
No podré irme de ti, porque te habité por largos días; 
mis medallas se prenden de la tela que hiciste para mí, 
sin que yo lo supiera;
pero nunca me recordarás, tus trabajos al tejerla, 
porque a veces de los costos, 
a cambio de las alegrías: ni te acuerdas.

No podré irme de tus manos,
oiré tus mismas palabras 
salir de mi boca un día...
me sorprenderé de sabernos así: ¡tan juntas!

Cada una tan de cada una,
pero el Nosotras:
un patio secreto para jugar descalzas.

El tiempo habrá de separarnos:
¿Serán las trincheras mías,
mientras aprendes a entender?
¿Serán las trincheras tuyas, cuando yo 
no quiera acompañarte?
¿Será cada una con luchas por aparte?

Nos separaremos muchas veces...
entre nosotras habrá 
hombres, como habrá mujeres,
correrá agua salada con
irá indómita bajo el puente de los días
con ojos de relojes abiertos, 
hasta que el final absoluto llegue:


Mi último adiós caerá suspirando, sobre tus manos ya idas.

Mis preguntas caminarán sin respuesta, por tus manos quietas.


Ese día me quedará tu nombre y el mío, 

un día con una única respuesta. No te preocupes:

Lo sabré entender mamá, lo sé:

nunca nos separaremos

porque Nuestra hojarasca: es eterna.


Poemario

Poemas Cotidianos, 2019


martes, 30 de julio de 2024

Pasatiempos cotidianos (Un día cualquiera viviendo en pareja)



Foto propia. San José, Costa Rica. Plaza de la Cultura.

Pasatiempos cotidianos


Hay días que deseo 

saberte escribir un poema.

Saber cómo doblar cada verso en origami, 

para abandonarlo sigilosamente sobre tu cama, 

pero me atrapas:

sales de la ducha muy rápido,

o te vas a dormir más temprano.

 

Lo cotidiano viene tan breve:

condena al poema 

a que no pueda ser escrito… 


Se cristaliza el poema, 

en un cotorreo inexistente, 

de nieves derritiéndose pronto: 

bajo este bochorno tropical del jueves. 


Un poema afónico se desperdiga por la repisa.


Me resigno,

-Lo sé: el paso del tiempo es contundente, aun es jueves- 

apago las luces,

-De nuevo el poema nunca será escrito-


Pero no me preocupo, 

descanso,

me dejo ganar la partida por el olvido:

ya sabrá mi piel qué hacer, 

mientras reposa en silencio, 

entre el cuerpo tuyo 

y el mío. 


                                     Poemario

Los pasatiempos cotidianos, 2019
Elena Tomillo A.




miércoles, 24 de julio de 2024

No saber pedir (poema de amor urgente)

A veces la vida individual va cansando a cada amante, le va gastando la vida tanto que cuando llega al amor ya no tiene aire, y al final los que amamos y nos aman se llevan el desgaste que nos deja el trajín de la vida cotidiana.

Foto propia. Copas de árboles Parque Metropolitano, La Sabana.

No saber pedir

No quiero pedirte árboles,
pero cada día
más me pesan 
estas llanuras grises.


Quiero que estemos solos uno del otro,
aunque extraño el ajedrez 
de vivir en secuencia; 
nuestro día con día.

Quiero irme lejos, 
olvidar que te conocí, 
por algún tiempo,
dejar aquí en remojo mi nombre y los supuestos;
pero llega el día:
con sus horarios, 
con sus correos electrónicos donde todo es: 
sí señor, sí señor… 
y cae sobre mí todo el universo;
como si fuera la casa de Minos
y me pierdo…


Cuando me pierdo 
no estoy a solas, 
ni estoy con vos, 
cuando me pierdo: 
estoy con la espera, 
con el hubiera,
entro por los mapas del vacío,
descubro cuán fácil es caerse 
por el jardín de la nada,
ver la noche que de repente cae,
y de súbito volver a decir:


No quiero pedirte árboles,
pero cada día
¡más me pesan estas llanuras grises!

Poemario: Pasatiempos cotidianos, 2019

Elena Tomillo A.

martes, 23 de julio de 2024

¿Y se murió Gisele! Un reencuentro en muerte

🐪 

Muchas personas que recordamos con algún cariño, son completos desconocidos: la señora que nos trataba bien en la cafetería de la esquina cuando trabajamos en algún edificio del centro, o el portero amable que siempre nos recibió con una sonrisa en aquel otro trabajo. 

Resultan tan poco conocidos, que nos vamos de los trabajos y nos vamos sin despedirnos. Pero un día nos enteramos que aquel buen amigo ha muerto, y nos ponemos tristes y dudosos como niños que han perdido la flor que creían llevaban segura en el bolsillo, y no se iba a morir nunca.


                        ¿ Y se murió Gisele!                                                

Se murió Gisele 

como se mueren las hojas de los campos:

sin obras fúnebres, sin saber si quiera 

¡que ya se habían envejecido tanto!

 

¿Y se murió Gisele!

sin sus zapatos preferidos,

sin llevarse besos de nadie.

 

Gisele se murió un día quizá,

mientras yo planchaba cualquier gabardina

se fue así: sin necesitarme.

 

¡Se fue Gisele, como se va el día!

con la naturalidad

de los eventos que nos exilian.

 

Se fue sin importar el cómo,

ni deletrear el cuándo,

se supo de repente: ¡Gisele,

 ya no existía!

 

Gisele, ahora sería eterna;

ya no rehuiría de la vida, 

ni se parecería nunca más 

a un silencio desesperado

que se escurre por un río de melancolía.

 

Ahora Gisele pasará desapercibida

en sus lugares comunes, 

ahora llegará el contento de algún niño,

sin mala intención, 

a instalarse, en la misma calle, 

donde en una tarde cualquiera,

Gisele moría.


Poemario: Pasatiempos cotidianos, 2019

Elena Tomillo A.

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