Foto propia. Café Orosí. Cartago, Costa Rica
Esta Tibieza
Tengo tibias las manos de pensar en vos.
Tengo tibios los labios
por la certeza de que te he querido tanto:
como para sentir tu tibieza:
en el hueco de mis manos,
en la pausa que hago al golpear
en el hueco de mis manos,
en la pausa que hago al golpear
este teclado, tan ajeno a mí.
Me reposo en vos,
Me reposo en vos,
cuando estás ausente:
no como reposar en la hierba,
ni en el río,
más bien, como decir en el vino bueno.
no como reposar en la hierba,
ni en el río,
más bien, como decir en el vino bueno.
Imagino un nido de puertas de par en par,
fuera de esta oficina lánguida,
imagino que el fuego viene a mares,
y el frío deja de parecer implacable
con solo mirar el reloj de mano y decir:
-Ya son las 6 y cuarto.
y el frío deja de parecer implacable
con solo mirar el reloj de mano y decir:
-Ya son las 6 y cuarto.
La tibieza, en cambio, no se parece al frío:
no quiere ser implacable,
ni se disipa con un reloj de mano...
la tibieza se arma como una Pirámide en Egipto,
o como un acueducto Inca: con trabajo diario y continuado.
La tibieza ni lee al reloj,
ni espera en las oficinas lánguidas de gobierno.
la tibieza se arma como una Pirámide en Egipto,
o como un acueducto Inca: con trabajo diario y continuado.
La tibieza ni lee al reloj,
ni espera en las oficinas lánguidas de gobierno.
La tibieza es el tiempo mismo suspendido:
inequívocamente finito,
como un viaje
inequívocamente finito,
como un viaje
donde la muerte del cuerpo, se precipita,
sin ser nunca el final,
así resulta esto de vivir esta tibieza.

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