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viernes, 2 de agosto de 2024

Tumbas vacías, tumbas mías

 

A veces la muerte viene de visita...

se vale sentirla,

con susto, pero sin miedo.


Tumbas vacías 


Ayer tu tumba salió a mi encuentro de repente:

iba yo por la avenida, caminaba como cualquier día 

y me saltó ahí en el último garaje donde te subiste al sedán negro,

y de repente recordé el viaje que nunca hicimos,

y tu lápida con tu nombre asomó

 tras el boleto aéreo que no compramos nunca

para el viaje que estaba en la lista de los pendientes... 


Mientras caminaba a casa ayer,

miré tu tumba sin querer de nuevo

cuando después del trabajo, para calmarme

fui por un té 

al café donde lloraste conmigo, 

a donde celebraste conmigo tantas veces

a donde no podremos jamás, 

qué pobres y mendigos somos

los mortales delante de lo infinito.


Salí de la cafetería, y caminé más rapido

y pasé incauta la mirada 

por el último bulevar, por la acera, 

en donde nunca jamás 

volverá a existir tu paso, tu peso, o tu aroma

caminando al lado mío, ni de nadie...

ni la sustancia cristalizada en tu mirada 

barriendo mi figura ingenua,

cuando se me salía la sonrisa,

de ver que llegabas.


¡Ayer tus tumbas salieron por todas partes,

a mirarme! 

mientras por mi piel iban escalofriantes y ardorosos quejidos que armaban procesiones

de tristeza por aquel camino hacia mi casa,

eran los recuerdos tuyos,

caminando a trechos sobre mí,

y a trechos al lado mío.

 

Sentía bien puesta la quijada mientras caminaba,

 y muy firmes mis pies, pero vos: 

cada día más desperdigada por lo etéreo, 

en un recuerdo cada vez más descarnado, 

como si fueras abrazar el final de un suspiso.

 

Cuando llegué a casa, finalmente abrí la puerta, y entré, y estaba la ducha, 

la bata de descansar, la lectura pospuesta. 


Entré a casa y estaba la música apagada esperándome, estaban mis ojos secos,

la procesión de memorias se extinguióde golpe, 

debía preparar el trabajo de mañana, 

y una fila de lugares futuros...

a donde tus tumbas no saben llegar.

 

Bebí un té nuevo, respiré un aire nuevo, 

descansé mi cuerpo cansado, en el sillón

Suspiré y viví ese, ese mi tiempo a solas...

mientras pensaba que ya otros verán mis tumbas, 

que y yo me iré sin saber cuándo habrá sido

el día de mi propio entierro.


Segunda Edición, 18 de octubre de 2024, edité por segunda vez el texto. Se muestra el texto editado, para la segunda edición del poemario.


                        Poemario

                        Pasatiempo cotidianos, 2019

Elena Tomillo A.


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