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jueves, 8 de agosto de 2024

Con sed y sin llanto (poema de amor)

 

Foto propia. Obsequio desde Holanda

Con sed y sin llanto 

Cuando no estás venís
en todas las formas inaudibles...
cuando te has ido,
primero viene la sustancia de tu voz
... limpia sustancia intransigente, limpia de toda palabra
viene tu voz como una escala cromática de besos;
audible solo en este tiempo
de no tenerte. 

Cuando no puedo alcanzarte,
mis piernas te sienten intensamente, 
te paseas por ellas como se siente la sal del mar... 
que dejan las olas idas, las que al llegar te emocionan
y al irse te empapan, sí,
como hace el dolor con el llanto,
la emoción se sufre en seco,
y te deja mojado cuando ya estás tranquilo. 

Cuando no puedo besarte,
te pienso, me entreno en distraerme del trabajo pesado
de saberte ausente. 
Ahí estás en una sonrisa muda que recuerdo, 
Ahí se me queda un silencio tejido entre las sienes,
entre vacíos y secretos míos. 

Ahí me tienes oyendo canciones de amor y puliendo rimas inocuas
y maldiciendo lo que es esperarte
cuando bajo la escalera del edificio y no estás,
cuando veo a la paloma en la estatua del Presidente,
o cuando bebo café con Francisco en el bulevar histórico. 


Ahí se me queda el tiempo y la vida y vos ausente. 
Entonces se me apagan los versos, 
Me distrae la golondrina que imagino sin conocer,
el frío de la Dinamarca que no he visitado
y los besos, besos, besos ...
perdidos en estos días que se nos fueron así:
estando de lejos.


Poemario
Poemas Cotidianos, 2019
Elena Tomillo A.

martes, 6 de agosto de 2024

Amor de tarde (un poema de amor)

 

Foto propia. Tarde en Parque Metropolitano La Sabana

Amor de tarde


Llego a amarte como si fueras 
la tarde, 
puede parecer una tarde cualquiera, 
sorprende siempre
mirar la tarde 
frente al cielo que no beso.

Así te amo:
como se aman las tardes.

Las tardes se aman
cuando están muriendo...


Jamás se va a la tarde
que está muriendo 
con reclamos...

Jamás decimos:
¡Sol da más luz, ahora da menos! 

Tampoco se dice frente a la tarde que está muriendo:
¡Azul, conviértete en celeste!
¡Celeste estás mal por qué lo tuyo es ser turquesa!

Nadie reclama a la tarde,
callados, a veces, con penas 
nos gozamos solos de verla.

Te amo de frente como se ama al mar por la tarde;
sin medidas, ni abrazos que te enreden con el cuerpo mío.

Te amo como ir al mar 
al morir la tarde, 
se guardan las distancias 
para poder ver resplandecer la calma,
mientras veo amo,
mientras amo: veo
y del tiempo cuentas 
yo nunca llevo cuando miro morir la tarde.

Te amo 
con estas tres letras juntas 
en mi español sin remiendos,
te amo de lejos y de cerca; también en el impás:
cuando  te me vas yendo.

No sé amarte ya de otra manera,
que como sé amar la tarde
la tarde  cuando está muriendo.

Guardo silencios por mientras 
mi amor transcurre 
entre los agujeros del tiempo,
mientras la tarde azarosa escoge de los colores su atuendo, 
para irse a la debacle 
de olvidar el día ingenuo
hasta disfrazarse 
de noche y desvelo.

Solo puedo amarte,
como amo la tarde 
que se está muriendo,
para nacer en otra nueva 
para que la ame yo también,
pero luego,
pero con otras nubes, 
y bajo otros cielos.

Poemario

Poemas Cotidianos, 2019

Elena Tomillo A

domingo, 4 de agosto de 2024

No es verdad y es cierto ... (una declaración de amor)

Changó (Xangô en português) es el orishá (dios ioruba) de los rayos, truenos, grandes cargas eléctricas y del fuego. Es viril y atrevido, violento y es también el orishá de la justicia; castiga a los mentirosos, a los ladrones y los malhechores. Fue en su tiempo un rey, guerrero y brujo, quien por equivocación destruyó su casa y a su esposa e hijos y luego se convirtió en Orisha.

Xangô. Adobe StockImages. Foto de Helder

No es verdad y es cierto

I

No es verdad que hago un duelo:
solo es cierto, que mi estrategia desvaría,
en noches de luna llena.
No es verdad que te dejé,
me dejaste, o nos dejamos:
solo es cierto, que antes de conocerte 
te amaba,
y ahora en la ruta del después 
nada cambiará sobre eso.


II
Puede no ser verdad que 
no me quieras,
pero es cierto: tu corazón es tuyo, 
tus pasiones tuyas,
tus heridas tuyas, es cierto,
puedes quererme fuera, 
como quien no quiere al invierno,
pero el invierno 
sabe volver por las aceras 

siempre, siempre… llega de nuevo:

como uno de los Sísifos del tiempo.


III
Qué soy terrible: a veces es cierto;
que no sé perder, 
y a veces no me interesa aprenderlo,
que no te molestaré,
que me iré lejos, 
que no me verás 
es tan cierto como que estarás indefinidamente presente:
en mis viajes,
en mis versos,
en mi cuerpo y mis silencios.


IV
Es verdad que te amo, 
que te amé 

y que te amaré de nuevo,  

y quizá también cuando vuelva el invierno.
Es verdad que soy torpe en la alfarería amorosa,
que rompo las vasijas: y luego lloro por 
 sobre los trozos,
porque es verdad: mi orixá es de fuego, 
es verdad: 
mi señor es Xangó.

Poemario

Poemas Cotidianos, 2019

Elena Tomillo A.

sábado, 3 de agosto de 2024

Hojarasca con “h” de hija. (Palabras de una hija a una madre)

Amorosas palabras de una hija el día que nace, 

para su joven madre.

Foto propia. Libreta y padmouse: un obsequio de Panamá 


Hojarasca con “h” de hija

para Maristela y Sofi
                  para Eliza

De aquí en adelante:

seremos una hojarasca vos y yo
yo en tu vida y vos en la mía:
¡sorpresivamente juntas!

De aquí en adelante: 
estaremos sorpresivamente juntas;
con más preguntas, que respuestas.

Vine a tu cuerpo,
como vos al mío: de repente,
sin tiempo para conocernos,
pero mi nombre era tuyo, antes de verte.

Daremos luchas en la misma trinchera, 
algunos días, y aprenderemos a ser 

amorosamente contrarias, 

durante otros;  

en la carrera del Vos y el Yo; 
aprenderemos irremediablemente 
a hacer amplios, los campos del Nosotras.

No podrás irte de mí: porque me habitas; 
tus luchas de juventud las ganadas y las en camino;
son la ruta que me guardaste…

 
No podré irme de ti, porque te habité por largos días; 
mis medallas se prenden de la tela que hiciste para mí, 
sin que yo lo supiera;
pero nunca me recordarás, tus trabajos al tejerla, 
porque a veces de los costos, 
a cambio de las alegrías: ni te acuerdas.

No podré irme de tus manos,
oiré tus mismas palabras 
salir de mi boca un día...
me sorprenderé de sabernos así: ¡tan juntas!

Cada una tan de cada una,
pero el Nosotras:
un patio secreto para jugar descalzas.

El tiempo habrá de separarnos:
¿Serán las trincheras mías,
mientras aprendes a entender?
¿Serán las trincheras tuyas, cuando yo 
no quiera acompañarte?
¿Será cada una con luchas por aparte?

Nos separaremos muchas veces...
entre nosotras habrá 
hombres, como habrá mujeres,
correrá agua salada con
irá indómita bajo el puente de los días
con ojos de relojes abiertos, 
hasta que el final absoluto llegue:


Mi último adiós caerá suspirando, sobre tus manos ya idas.

Mis preguntas caminarán sin respuesta, por tus manos quietas.


Ese día me quedará tu nombre y el mío, 

un día con una única respuesta. No te preocupes:

Lo sabré entender mamá, lo sé:

nunca nos separaremos

porque Nuestra hojarasca: es eterna.


Poemario

Poemas Cotidianos, 2019


viernes, 2 de agosto de 2024

Tumbas vacías, tumbas mías

 

A veces la muerte viene de visita...

se vale sentirla,

con susto, pero sin miedo.


Tumbas vacías 


Ayer tu tumba salió a mi encuentro de repente:

iba yo por la avenida, caminaba como cualquier día 

y me saltó ahí en el último garaje donde te subiste al sedán negro,

y de repente recordé el viaje que nunca hicimos,

y tu lápida con tu nombre asomó

 tras el boleto aéreo que no compramos nunca

para el viaje que estaba en la lista de los pendientes... 


Mientras caminaba a casa ayer,

miré tu tumba sin querer de nuevo

cuando después del trabajo, para calmarme

fui por un té 

al café donde lloraste conmigo, 

a donde celebraste conmigo tantas veces

a donde no podremos jamás, 

qué pobres y mendigos somos

los mortales delante de lo infinito.


Salí de la cafetería, y caminé más rapido

y pasé incauta la mirada 

por el último bulevar, por la acera, 

en donde nunca jamás 

volverá a existir tu paso, tu peso, o tu aroma

caminando al lado mío, ni de nadie...

ni la sustancia cristalizada en tu mirada 

barriendo mi figura ingenua,

cuando se me salía la sonrisa,

de ver que llegabas.


¡Ayer tus tumbas salieron por todas partes,

a mirarme! 

mientras por mi piel iban escalofriantes y ardorosos quejidos que armaban procesiones

de tristeza por aquel camino hacia mi casa,

eran los recuerdos tuyos,

caminando a trechos sobre mí,

y a trechos al lado mío.

 

Sentía bien puesta la quijada mientras caminaba,

 y muy firmes mis pies, pero vos: 

cada día más desperdigada por lo etéreo, 

en un recuerdo cada vez más descarnado, 

como si fueras abrazar el final de un suspiso.

 

Cuando llegué a casa, finalmente abrí la puerta, y entré, y estaba la ducha, 

la bata de descansar, la lectura pospuesta. 


Entré a casa y estaba la música apagada esperándome, estaban mis ojos secos,

la procesión de memorias se extinguióde golpe, 

debía preparar el trabajo de mañana, 

y una fila de lugares futuros...

a donde tus tumbas no saben llegar.

 

Bebí un té nuevo, respiré un aire nuevo, 

descansé mi cuerpo cansado, en el sillón

Suspiré y viví ese, ese mi tiempo a solas...

mientras pensaba que ya otros verán mis tumbas, 

que y yo me iré sin saber cuándo habrá sido

el día de mi propio entierro.


Segunda Edición, 18 de octubre de 2024, edité por segunda vez el texto. Se muestra el texto editado, para la segunda edición del poemario.


                        Poemario

                        Pasatiempo cotidianos, 2019

Elena Tomillo A.


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