No somos ángeles
No somos ángeles
pero sí abrazamos nuestras alas rotas...
al bajar por los trenes oscuros de los
días que perdieron las cuentas,
por entre ciudades que nunca alcanzan:
para ser libres vos y yo
hasta olvidarnos de los mapas.
No somos ángeles porque la muerte
sale por tus ojos y va hacia los míos,
nuestra naturaleza irremediablemente
es lo mortal:
por eso nos duele el día que pasa,
que no nos será devuelto jamás.
Nuestra naturaleza sabe
que el paso del tiempo,
es el motor de todos los dolores del cuerpo.
No somos ángeles,
porque la aerodinámica o la biología
nos negó las alas,
pero amamos el cielo abierto,
para olvidarnos del tiempo,
para esperar catástrofes rotas,
cada día ido: con la lucidez
de saber que no vendrá ningún huracán
a salvarnos del trabajo diario y repetitivo.
No seremos ángeles nunca,
ni Gabrieles, ni con trompetas,
menos los de la guarda,
para cuidarnos
de este paso violento del tiempo.
Pero sabremos volar sin alas,
vos y yo: lograremos besarnos sin tiempo,
quizá
aprenderé a abrigar tu mirada tibia,
taciturna por falta de un tiempo tuyo;
quizá
aprenderás a quedarte mirando más
hacia lo bello que se sostiene aquí
en mi pecho.

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