Foto propia. Playa Potrero Guanacaste. 2025
No me importa el color de tu piel,
dime un nombre,
un nombre que me sirva para llamarte en mis noches de desespero callado y siempre a solas.
Dame un nombre tuyo o falso,
no me bañes con labios fríos de anonimato,
dame un nombre para recordarlo en los días que parecen réplicas sin sentido,
y que con ese nombre me diré que al menos un día he vivido.
Dame un nombre como una oración sagrada
que pueda yo recitar
en mis noches de puro insomnio.
Dime un nombre,
Dime un nombre,
te digo dime un nombre,
te lo pido casi como un gemido que te implora
que no me dejes hoy tu cuerpo hirviendo de anonimato impávido como si fuera cualquier calle innombrada en un pueblo polvoriento del Pacífico central.
No me dejes sin tu nombre para llorar por las noches venideras que desde ya me avisan
que no me dejes hoy tu cuerpo hirviendo de anonimato impávido como si fuera cualquier calle innombrada en un pueblo polvoriento del Pacífico central.
No me dejes sin tu nombre para llorar por las noches venideras que desde ya me avisan
que no estará más tu tacto en ellas...
Dime tu nombre al oído,
Dime tu nombre al oído,
libre de todo apellido, de toda estirpe
No me tires la máscara de un apodo,
dame un nombre y sabré que todo lo sentido
ha sido carne y llanto real,
y no apenas delirio y sueño perdido.
y no apenas delirio y sueño perdido.

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