Pareja de pericos. Museo Nacional. Costa Rica
Amor de otro tipo
Saber que no me debes nada...
que no te debo nada,
que nadie espera nada de este amor bonito...
y que cuando la pasamos bien
es algo que solamente nos pasa:
como respirar,
como sentir el viento en el rostro,
o ser atropelladas por el estrepito de una emoción
que va bajando or las laderas de la piel...
quizá que no haya nada nombrado aquí
es la más honda declaración de amor
entre esta paciencia tuya para oírme,
y esta valentía mía para hablarte.
Siempre fue hermoso caminar sin decirnos lo obvio:
nunca hablarnos de amor,
sino solo de la suerte de habernos encontrado,
y la locura de ir al reencuentro una y otra vez:
cuando nos llamamos de nuevo,
cuando necesitamos estar en silencio,
o cuando nos hemos alejado, por un tiempo.
Sea esa complicidad mía,
buscando expos de fotos que te gusten,
O la tuya recomendándome piezas del teatro
para ir a ver con alguien, algún día...
¿Sería esa zona tranquila desde donde me miras
y te miro?
¿Sería esta verdad innegable de saber que existimos
una al lado de la otra, en lo fugaz del instante?
¿O sería esta distancia aparente entre mi cuerpo, y el tuyo?
... sería justo esta soledad necesaria para que respire
un nuevo tipo de Amor,
que por no tener nada: se libra de todo mal,
y de todo Señor... y de todo perdón:
un tipo de Amor nuevo que no necesita
ni del Tiempo, con las mayúsculas de lo Eterno,
ni del sexo, con las minúsculas del deseo...
Un amor tranquilo que vive solo de saber
que tenemos este aire cómplice:
con el frío del sereno y el olor del abeto.